Para a minha namorada e esposa, com amor, e para todas (e todos...) as namoradas dos nossos bloggers e leitores...
UN DÍA
A tí, amor, este día
a tí te lo consagro.
Nació azul, con un ala
blanca en mitad del cielo.
Llegó la luz
a la inmovilidad de los cipreses.
Los seres diminutos
salieron a la orilla del sol en una piedra.
Y el día sigue azul
hasta que entre en la noche como un río
y haga temblar la sombra con sus aguas azules.
A tí, amor, este día.
Apenas, desde lejos, desde el sueño,
lo presentí y apenas
me tocó su tejido
de red incalculable
yo pensé: es para ella.
Fue un latido de plata,
fue sobre el mar volando un pez azul,
fue un contacto de arenas deslumbrantes,
fue el vuelo de una flecha
que entre el cielo y la tierra
atravesó mi sangre
y como un rayo recogí en mi cuerpo
la desbordada claridad del día.
Es para tí, amor mío.
Yo dije: es para ella.
Este vestido es suyo.
El relámpago azul que se detuvo
sobre el agua y la tierra
a tí te lo consagro.
A tí, amor, este día.
Como una copa eléctrica
o una corola de agua temblorosa,
levántalo en tus manos,
bébelo con los ojos y la boca,
derrámalo en tus venas para que arda
la misma luz en tu sangre y en la mía.
Yo te doy este día
con todo lo que traiga:
las transparentes uvas de zafiro
y la ráfaga rota
que acerque a tu ventana
los dolores del mundo.
Yo te doy todo el día.
De claridad y de dolor haremos
el pan de nuestra vida,
sin rechazar lo que nos traiga el viento
ni recoger sólo la luz del cielo,
sino las cifras ásperas
de la sombra en la tierra.
Todo te pertenece.
Todo este día con su azul racimo
y la secreta lágrima de sangre
que tú encontrarás en la tierra.
Y no te cegará la oscuridad
ni la luz deslumbrante:
de este amasijo humano
están hechas las vidas
y de este pan del hombre comeremos.
Y nuestro amor hecho de luz oscura
y de sombra radiante
será como este día vencedor
que entrará como un río
de claridad en medio de la noche.
Toma este díá, amada.
Todo este día es tuyo.
Se lo doy a tus ojos, amor mío,
se lo doy a tu pecho,
te lo dejo en las manos y en el pelo,
como un ramo celeste.
Te lo doy para que hagas un vestido
de plata azul y de agua.
Cuando llegue
la noche que este día inundará
con su red temblorosa,
tiéndete junto a mí,
tócame y cúbreme
con todos los tejidos estrellados
de la luz y la sombra
y cierra tus ojos entonces
para que yo me duerma.
in Las uvas y el viento, Pablo Neruda
A tí, amor, este día
a tí te lo consagro.
Nació azul, con un ala
blanca en mitad del cielo.
Llegó la luz
a la inmovilidad de los cipreses.
Los seres diminutos
salieron a la orilla del sol en una piedra.
Y el día sigue azul
hasta que entre en la noche como un río
y haga temblar la sombra con sus aguas azules.
A tí, amor, este día.
Apenas, desde lejos, desde el sueño,
lo presentí y apenas
me tocó su tejido
de red incalculable
yo pensé: es para ella.
Fue un latido de plata,
fue sobre el mar volando un pez azul,
fue un contacto de arenas deslumbrantes,
fue el vuelo de una flecha
que entre el cielo y la tierra
atravesó mi sangre
y como un rayo recogí en mi cuerpo
la desbordada claridad del día.
Es para tí, amor mío.
Yo dije: es para ella.
Este vestido es suyo.
El relámpago azul que se detuvo
sobre el agua y la tierra
a tí te lo consagro.
A tí, amor, este día.
Como una copa eléctrica
o una corola de agua temblorosa,
levántalo en tus manos,
bébelo con los ojos y la boca,
derrámalo en tus venas para que arda
la misma luz en tu sangre y en la mía.
Yo te doy este día
con todo lo que traiga:
las transparentes uvas de zafiro
y la ráfaga rota
que acerque a tu ventana
los dolores del mundo.
Yo te doy todo el día.
De claridad y de dolor haremos
el pan de nuestra vida,
sin rechazar lo que nos traiga el viento
ni recoger sólo la luz del cielo,
sino las cifras ásperas
de la sombra en la tierra.
Todo te pertenece.
Todo este día con su azul racimo
y la secreta lágrima de sangre
que tú encontrarás en la tierra.
Y no te cegará la oscuridad
ni la luz deslumbrante:
de este amasijo humano
están hechas las vidas
y de este pan del hombre comeremos.
Y nuestro amor hecho de luz oscura
y de sombra radiante
será como este día vencedor
que entrará como un río
de claridad en medio de la noche.
Toma este díá, amada.
Todo este día es tuyo.
Se lo doy a tus ojos, amor mío,
se lo doy a tu pecho,
te lo dejo en las manos y en el pelo,
como un ramo celeste.
Te lo doy para que hagas un vestido
de plata azul y de agua.
Cuando llegue
la noche que este día inundará
con su red temblorosa,
tiéndete junto a mí,
tócame y cúbreme
con todos los tejidos estrellados
de la luz y la sombra
y cierra tus ojos entonces
para que yo me duerma.
in Las uvas y el viento, Pablo Neruda
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